El papá es una figura de apoyo y seguridad para el niño; la interacción con él desde pequeño, ayudará a que el niño desarrolle una personalidad y una confianza en sí mismo, necesaria para adaptarse más adelante al mundo exterior, desarrollando autonomía e independencia. Si el papá tiene un rol activo en los cuidados que se le dan al bebé desde su más tierna infancia (incluso en la vida fetal), el menor irá asociando desde pequeño el cuidado y la protección a la figura de su progenitor. Si esto falta o si el padre es distante, se corre el riesgo de que el niño desarrolle el síndrome del “padre ausente”. Un papá presente y una paternidad activa, son la base de una seguridad personal, de una autoestima estable, del desarrollo de valores sociales y morales. En TVP vemos que algunas personas cargan con heridas, carencias y problemas que se transmiten y perpetúan de generación en generación. En una regresión, se pueden hacer conscientes y trabajar para obtener una salud más equilibrada.