Existimos en grupos de Almas, pero dentro de estos grupos hay una- y a veces más de una- que es nuestro complemento perfecto, la mitad que nos falta para sentirnos plenos y realizar nuestra misión.
Tristemente, no siempre las almas gemelas han de estar juntas; suelen compartir muchas vidas, pero en otras la misma separación o el desencuentro forman parte de la misión del alma.
Gabriela (28, Contadora Auditora) ha pololeado una sola vez y nunca se ha sentido verdaderamente enamorada.
De su historia llama la atención un afecto especial por una tía materna, y una simpatía especial pero exenta de coquetería. Quizás por eso, suele tener amigos hombres que la aprecian pero no la pretenden.
En la regresión aparece en una vida donde queda huérfana, ya que su madre muere a consecuencia de los maltratos de su padre, y éste desaparece después. Afortunadamente, su madrina sustituye amorosamente a su mamá. Reconoce en ella a su tía actual.
Muy joven se enamora de un muchacho de la misma edad a quien llamaremos Ariel (no lo ha encontrado en la vida presente). Es un amor muy puro, transparente, pero se casan tardíamente a causa de la desconfianza derivada de la experiencia con su padre.
Su unión es muy feliz aunque sin hijos. Al morir, ya viejos, su marido, ella sufre mucho, quiere seguirlo, y fallece al cabo de un año. Ariel viene a buscarla y a Gabriela le sorprende verlo joven y sano como en su mejor edad. Le explico que al cuerpo etérico suele verse así cuando hemos salido del plano físico.
Una segunda regresión revive otra vida como mujer en la cual nuevamente se encuentra con Ariel, se casan y tienen 3 hijos. Otra vez son felices, aunque esta vez ella muere precozmente.
Lo espera, en un comienzo sin ir a los planos espirituales, pero él tarda en llegar, lo cual la impacienta. Finalmente es orientada hacia la luz por su guía que es su tía. Al enfermar su esposo, espera que él quiera seguirla cuanto antes, pero “él se aferra a la vida” y ella sigue impaciente.
Su tía – guía le hace ver que el aprendizaje de esta vida es justamente la paciencia, y que si bien Ariel es su alma gemela, no necesariamente tienen que estar siempre juntos. Que ambos deben ayudarse a evolucionar.
Finalmente se reúnen en el espacio entre vidas. Hay un acuerdo (no promesa) de volver a encontrarse, pero será tardíamente en esta vida.
Gabriela comprende por qué sigue sin enamorarse, y dice estar dispuesta a continuar aprendiendo su lección en esta vida.
Ella está segura que al reencontrarse con Ariel se reconocerán.